La portilla Bermeja, y la portilla del Crampón son ese tipo de trayectos que te obligan a aferrarte continuamente con pies y manos, pues constan de grandes y pequeñas piedras graníticas que por su disposición, el avance resulta delicado. Unas vistas preciosas.
Ojo. Madruga, y ascenderás solo. Remolonea en el saco, y encontrarás demasiado tráfico en un lugar donde seguro se te aceleran las pulsaciones si miras hacia abajo. Mal.
El último tramo, desde donde divisas el famoso cuerno del Almanzor, es el mas delicado, entra dentro del segundo grado de escalada de UIAA. Despacito, aferrándote bien, y valorando la magnitud del viento y de tus capacidades, podrás hacer cumbre.
Precioso lugar.
El descenso castiga las rodillas, pero la sensación que llevaras en el cuerpo tras haber conseguido coronar un pico tan emblemático, te servirá de analgésico.
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