Como habíamos leído que el itinerario de ida y vuelta sumaban unos tranquilos 24 kilómetros, con apenas desnivel y de trazo amable, decidimos añadir una alternativa en el recorrido de ida.
Es sencillo, dejamos pasar el primer desvío indicado a la derecha, ese que a través de un camino empedrado te asciende por la ladera, siguiendo de frente, por una senda nada transitada a media altura, que poco a poco ira perdiendo altura hasta dejarnos prácticamente al lado del rio. Desde aquí, iniciaremos una ascensión por una senda muy empinada, en una ladera pedregosa que nos hará sacar los colores. Mucho cuidado con las distancias, pues podemos arrojar piedras ladera abajo, resultando peligroso para los que vienen detrás.
(En las fotos se distinguen ambas rutas, y la pedrera de ascenso)
Retomamos de nuevo la senda, y caminaremos sin dificultad por un entorno de una belleza impresionante. Continuos cortados, verde y roca. Cumbres nevadas que asoman, el ruido del agua...totalmente recomendable.
El regreso se hará por el mismo camino, tras superar algunas oquedades y grutillas que nos hacen agachar la cabeza...
En resumen, superamos 33 kilómetros y terminamos encantados.
Paisajes de montaña, accesibles para casi todo el mundo, sin necesidad de meterse en jaleos. Genial.
Tiempo: 6,5 horas
Fecha: Noviembre 2014
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